En julio del 2005 salimos de nuestro último Congreso Confederal, con un documento base con líneas de actuación para nuestra acción sindical y social. La inmensa mayoría de la Confederación era consciente de lo que teníamos por delante: tareas arduas, complejas y, en la mayoría de las ocasiones, llevadas en solitario o con pocas posibilidades de confluencia social y sindical.