Los días 16 y 17 de diciembre el Parlamento Europeo se quiso apuntar “una victoria histórica en defensa de los derechos de los trabajadores” que, como veremos, es poco más que una farsa y una fuente de tergiversaciones. Si bien es cierto que las enmiendas del Parlamento han paralizado la posibilidad de establecer expresamente la jornada de 60 o 65 horas semanales.

No es menos cierto que estos “adalides” de la defensa de los intereses de la clase trabajadora han aprobado una moratoria que abre todo tipo de posibilidades para flexibilizar la jornada y todo tipo de interrogantes para el futuro.