El modelo de crecimiento de la economía española, que en pleno S XXI ha saltado por los aires, viene precedido de las reestructuraciones y reconversiones de los sectores industrial, agrario, pesca y minería, a raíz de la entrada del estado español en la CEE en el 86 –hoy, UE-, y el tipo de economía predominante, la de servicios y la apuesta decidida por la “liberalización”, la cual incluye el repliegue de lo público y su progresivo -hoy, demasiado avanzado, como para una vuelta a atrás-, desmantelamiento, ha generado las bases de gestión política y social, desde el mercado, es decir desde lo privado y, por consiguiente, la búsqueda del beneficio privado, como garantía de nuestros salarios, nuestros empleos, nuestras pensiones, nuestras viviendas, nuestras movilidades, nuestras igualdades, etc…